¿QUÉ ES LA FRACTURA DE ASTRÁGALO?
Las fracturas de astrágalo son las segundas más frecuentes del tarso después de las de calcáneo. Más de la mitad de este hueso está cubierto de cartílago articular, ya que se articula con la tibia, el peroné, el calcáneo, y el escafoides tarsiano. En él no existen inserciones tendinosas o musculares. Por eso el aporte vascular es precario, y suele verse comprometido en las fracturas y luxaciones. Dentro de las fracturas del astrágalo, el subtipo más frecuente son las del cuello.
CAUSAS
Ocurren tras caídas de un altura o tras traumatismos en los que se produce una flexión dorsal forzada del pie y tobillo (como en un accidente de coche). El cuello del astrágalo golpea contra la parte anterior de la tibia distal. A medida que las fuerzas progresan se produce el desplazamiento de la fractura y la subluxación con respecto a las articulaciones adyacentes. Se pueden asociar a fracturas del maléolo tibial o peronéo.
SINTOMAS
Los pacientes con una fractura de astrágalo suelen presentar una tumefacción significativa y deformidad en función del desplazamiento . Es muy importante evaluar el estado neurovascular del pie así como la piel, sobre todo la del dorso, que puede verse afectada. Es fundamental por este motivo la reducción precoz para evitar la necrosis cutánea.
Hay que realizar un estudio radiológico que se debe completar con una Tomografía axial computarizada (TAC) , para definir con precisión los trazos de fractura, el grado de conminución y la presencia de cuerpos libres en el seno del tarso.
TRATAMIENTO
El objetivo del tratamiento quirúrgico es conseguir una reducción anatómica, restaurando la rotación, longitud y angulación correcta del cuello. Todas las fracturas del astrágalo precisarán una intervención quirúrgica ya que aunque parezcan sin desplazar, siempre hay pequeños movimientos que las desplazan, por lo que hay que hacer una reducción abierta a través de un doble abordaje, que nos permite valorar el acortamiento debido a la frecuente conminución medial.
Una vez que la fractura se ha reducido, se procede a la estabilización provisional con agujas de Kirschner y fijación definitiva con placas y tornillos. Esto permite obtener una completa reducción y que el tobillo se pueda mover a partir de las dos semanas de la operación.